En el año 2006 llegó QlikView a la Argentina. Una sucesión de hechos fueron los que se alinearon para encontrarnos trabajando juntos pero básicamente fue por estar en la búsqueda constante de algo que explote de manera positiva en el mercado.
Ya habiendo tomado la representación de esta empresa sueca fue durante mis vacaciones que logré hacer el "Qlik".
¿Cómo posicionar un producto, al que vas a dedicar años de trabajo, en el mercado?
Inspirado en la lectura de verano “La Estrategia del Océano Azul”, de Renée Mauborgne y W. Chan Kim, entendí cómo un producto de Business Intelligence podía ser diferente al resto de la oferta en el mercado.
¿Qué dicen Mauborgne y Kim en su libro? Los mercados son como océanos y los hay de dos tipos: océanos rojos, donde hay sangre por la competencia, donde los tiburones se van comiendo entre sí, haciendo cosas parecidas, “inventando” funcionalidades que otros copian y donde las rentabilidades se van diluyendo; y océanos azules, cristalinos, donde no hay competencia. ¿Cómo podría una empresa habitar en un océano azul? Se debe cumplir con una única consigna, difícil de lograr: “Ofrecer mayor valor al cliente, reducir costos, riesgos de la adquisición y mejorar la experiencia de uso del producto”.
Entonces me puse a hacer el mapeo, basado en mi experiencia previa, en el análisis de los proveedores del mercado y en lo que había recopilado de los clientes en ese primer año, focalizado en Business Intelligence ¿y qué salió?
?Que efectivamente QlikView (hoy evolucionado a Qlik Sense o a la Plataforma Qlik) cumplía con esas premisas en forma simultánea. Era tan interesante que lo usé en decenas de presentaciones, y fuí enriqueciendo el modelo con conversaciones abiertas y sucesivas experiencias de clientes que confirmaban la certeza de esta hipótesis.
¿Dónde estaba el valor? En la posibilidad de ver datos de la empresa, provenientes de distintas fuentes, de una manera integrada. Esto posibilitaba una transformación de gestión que redundaba en beneficios económicos por la toma de mejores decisiones. Se vivía una “experiencia de uso” diferencial.
¿Dónde estaba la reducción de costos? En el 90% del costo tradicional de los proyectos de Reporting o de Cubos que se ofrecían hace 10 años. Era atacar drásticamente los costos del proyecto: hardware de CPUs y de Discos, bases de datos pensadas para el mundo transaccional, esfuerzos de desarrollo, de capacitación, de mantenimiento y de administración.
¿Dónde estaba la reducción de riesgos? En que a diferencia de lo que ocurría, que había insatisfacciones por no poder hacer el proyecto solicitado a veces, y en la mayoría de los casos no poder hacerlo evolucionar y muchas veces mantener operativo, “antes de pagar” en el proyecto ya se veían resultados sorprendentes, a veces nunca obtenidos.
Este gap sigue manteniéndose más allá de los anuncios del mercado y del paso del tiempo. En algunos casos se redujo por mejoras de oferta, otras veces por mensajes de marketing que venden la visualización linda como objetivo final, o por ofertas de mejora de precios, pero son ofertas de “participantes del océano rojo”: siguen envueltos en la trampa de la competencia, en ver cómo lo hacen otros y copiar.
Hoy cuando me muestran otras soluciones las contrasto contra esta hipótesis, y a todas las opciones les faltan dimensiones de valor por resolver. Siguiendo las premisas de Océano Azul, busco las fallas en otras propuestas y no suelo equivocarme. De las cientos de empresas que tienen Qlik, muchas han elegido otras antes de llegar a ella, lo cual resultó muy costoso al no haber logrado objetivos planteados.
En el próximo newsletter, les presento las dimensiones de valor a tener en cuenta para contar con una plataforma analítica que pueda transformar la gestión de una empresa. Y hacer del Business Analytics una inversión de alto retorno de inversión para tu empresa.
Y volviendo a la Estrategia de Océano Azul, anoche vi el capítulo 4 de la segunda temporada de Billions, donde Axe Axelrod, dueño de un Hedge Fund le dice a Lara, su esposa, respecto de su proyecto comercial: ¿En qué cosa eras la mejor del mundo? Das un servicio y una fórmula que no inventaste, un método de entrega que no inventaste, nada de lo que haces es patentable, ni siquiera ofreces una experiencia única, no has identificado ni aislado un segmento de mercado, no tienes un concepto de marca. ¿Por qué un banco invertiría seriamente en ti?
Aun no estás lista.
Lo mismo te digo cuando evalúes una plataforma analítica.